Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

sábado, 9 de enero de 2010

La suerte de Saavedra

El gran poder que gozaba Hernán Cortés, como conquistador de México y con el respaldo del emperador para enviar una expedición desde el nuevo reino hasta las islas de la especiería, no fue suficiente para dominar el enorme y turbulento mar del sur. Su pariente Alvaro de Saavedra navegó casi medio año "con la inevitable compañía de enfermos, muertos y el caprichoso humor del océano", dice Fernando Benítez (1). Muy pronto, perdieron dos navíos, el Santiago y el Espíritu Santo, de los que nunca se volvió a saber nada.
Esta expedición de una sola nave, la Florida, tocó algunas islas septentrionales del grupo de las islas Marshall, la actual Utirik-Taka y la Rongelap, en el 12° N. y 169° E, que designó con el nombre de los Reyes, pues llegaron el lunes seis de enero de 1528. Ahí vieron , segun relata, "gente desnuda y barbada, los rostros carlimengos: traían delante de sus naturas cierta cosa de palma menuda, tejida, hechas unas telas a la manera de las nuestras". (2)
Siguieron rumbo a Mindanao, pero en el trayecto murió el piloto y la nave comenzaba a hacer agua.
Otro testigo del viaje, Vicente de Nápoles dice que se les acercó una nave con unos 25 hombres, por lo que Saavedra envió a Pedro Laso para hablar con ellos. Sin embargo el negro de Calicut que llevaban como traductor no pudo entender la lengua que hablaban y los nativos se fueron retrayendo hacia la isla, entre manglares. Los españoles les mostraron dos o tres mantas "de unos paños que se hacen en México, y echamoslos á la mar por el miedo que ellos tenían de nosotros, y desde que ellos tomaron los paños, empezaronnos á hacer la sombaya como se usa en aquella tierra hacer á los Reyes, y nosotros pensabamos que daban gracias á Dios" (3).
La desconfianza entre los españoles y los isleños impidió que hubiera contacto, pero lograron encontrar a un hombre que resultó ser naufrago de la expedición de Loaisa, quien los puso al tanto de la ubicación en que se encontraban "ocho grados al norte de la bada equinoccial", por lo que pudieron retomar el camino hacia el Maluco.
En unas islas cercanas, Candinga y Sarragan, encontraron a dos prisioneros españoles en poder de los locales, por lo que hicieron intercambio para liberarlos y obtener bastimentos como arroz, gallinas, puercos y cabras.
La Florida llegó finalmente a la isla de Tidore el 27 de marzo de 1528, no sin antes haber tenido escaramuzas con los portugueses que merodeaban en la zona. La tripulación comandada por Saavedra fue recibida por el capitán Hernando de la Torre, que había resistido largamente la presión de los portugueses. Compartieron noticias, armas, alimentos y medicinas, con lo que se cumplía de esta forma la misión de Saavedra. De inmediato comenzó la reparación de la nave con el propósito de regresar a la Nueva España. El 3 de junio de 1528 Saavedra salió de regreso a México, con los 30 hombres que le quedaban, más otros españoles que deseaban regresar a Occidente(4).
 
Comenzó aquí otro capítulo de una historia que se prolongó a lo largo de casi todo el siglo XVI: ¿cómo lograr el regreso por la vía del Pacífico?.
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(1) Fernando Benítez. El Galeón del Pacífico. Acapulco-Manila 1656-1815, Gobierno Constitucional del Estado de Guerrero, México, 1992, p. 20.
(2) Fernández de Navarrete, op.cit., p. 469-470.
(3) Relación que presentó en Madrid el año 1534 Vicente de Nápoles sobre los sucesos dela armada de Saavedra que salió de las costas Occidentales de Nueva España al descubrimiento de las islas del Maluco. Archivo de Indias en Sevilla, legajo 1° de papeles del Maluco desde 1519 a 1547. En Fernández de Navarrete, op.cit, pp. 476-186.
(4) José Luis Martínez, op.cit., p 78-79

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