Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

sábado, 16 de enero de 2010

Llegada oportuna

Los españoles que resistían en la remota isla de Tidore recibieron la llegada de Alvaro de Saavedra, en marzo de 1528, con con gran alegría y con la esperanza de que la corona española tomaría control de esas islas, por encima de los portugueses. Al saber que el capitán llevaba instrucciones de Hernán Cortés de regresar a la Nueva España a fin de informar del estado en que se encontraban las fuerzas españolas en la región de las especias, el capitán Hernando de la Torre solicitó auxilio para defenderse contra los portugueses en aquellas tierras del Maluco.
Saavedra se dedicó inmediatamente a reparar su nave, la Florida, y tuvo que pelear con ella contra los portugueses que asediaban a los españoles.

El deber de Saavedra era regresar a la Nueva España y el 3 de junio de 1528 partió con 30 hombres y un cargamento de sesenta quintales de clavo, con la intención de llegar lo más pronto posible a la Nueva España. Sin embargo sus planes de regreso no podía tomar en cuenta las adversidades que le esperaban: vientos contrarios, calmas prolongadas, la pérdida del batel que llevaba los pertrechos de la expedición, tempestades y, sobre todo, corrientes marinas opuestas.
Fue recalando sucesivamene en las Kepulauan Shouten (islas de Oro) y en una de las islas de la Papúas, que hoy se llama Isla Misory (latitud Sur 0° 50´longitud Este 136° 23´), en la del Almirantazgo, y en alguna otra del archipiélago de Bismarck. Pudo después tomar el rumbo Nordeste y llegar hasta los 14° de latitud Norte, pasando por las Carolinas (la isla de Truk, en el 7 ° lat. N.), pero al fin tuvo que retroceder por las islas Marianas y por la de Mindanao para llegar a Tidore el 19 de noviembre del mismo año, después de haber descubierto la isla de la Nueva Guinea(1) .
Cuando regresó a la isla de Tidore, la desilusión fue mayúscula pues todos pensaban que en esa fecha ya debería estar en México, en busca de auxilios para los españoles en Asia.

Después de reparar la nave y construir un nuevo batel, Saavedra reemprendió el regreso a Nueva España el 3 de may de 1529, sin escuchar los consejos del gobernador español de las Molucas, Hernando de la Torre, de que siguiera la ruta de la India para llegar a España.
De nuevo encuentra Saavedra los elementos en su contra y calmas prlongadas que detienen su marcha por largos meses: pasa por las Islas de los Pintados (la Ponapé, en el 7° N. y 157° E de las Carolinas Orientales y otras en el 11 ° 30 ´que llamó Islas de los Jardines) y lograllegar hasta el grado 26, quizá en el grupo septentrional de las Islas Hawai, donde muere el capitán Alvaro de Saavedra y Cerón (19 de octubre de 1529).
Ante esas circunstancias, la tripulación decidió continuar el viaje hacia la Nueva España, pero en el grado 31 las condiciones de navegación eran imposibles, por lo que regresar otra vez a las Molucas, donde arribaron a fines de 1529. La nave Florida era ya inutilizable y su tripulación se sumaba a la lista de españoles sin recursos en aquellas islas.
Hernando de la Torre recibió a los supervivientes y se dirigió con ellos a Malaca. Allí, un capitán portugués los apresó durante dos añosen los que murieron 10 o 12 españoles más mientras los pocos restantes fueron llevados a Goa, en la India. Algunos de ellos lograron viajar a Portugal y luego a España en 1534, siete años depués de su salida. Asi terminó la expedición desastrada (2).
La importancia de esta expedición fue sin embargo el reconocimiento de corrientes y temporadas propicias para la navegación hacia la nueva España, asi como el descubrimiento de islas que podrían servir de refresco para los prolongados viajes en el Pacífico. Alguien como Andrés de Urdaneta, quien se encontraba en Tidore cuando llegó Saavedra, supo recoger la experiencia y acumular tal conocimiento para el descubrimiento de la ruta de regreso, el Tornaviaje, treinta y siete años más tarde.
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(1) Carlos Prieto, op.cit., pp.70-76.
(2) José Luis Martínez, op. cit, p. 81.

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