Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

domingo, 27 de junio de 2010

Entrevista y bienvenida

El capitán del galeón Andalucía hace un balance del viaje y en Shanghai le dan la bienvenida al navío y sus tripulantes. Se revive una ceremonia de siglos.

Apostolado de Rada

Entre los años 1565 y 1572, Martín de Rada quedó a cargo de la predicación en Cebú, primer asentamiento español en las Filipinas. A partir de 1572 y hasta su muerte en 1578 fue Superior agustino de todas las islas. Aquellos últimos años de su vida significaron una contradicción que caracterizó a casi todos los misioneros ibéricos tanto en América como en Asia: el interés de propagar la fe católica y la necesidad de denunciar los abusos de los conquistadores.

Los escritos de Martín de Rada acumulados en esa década suman incesantes acusaciones contra los soldados y encomenderos sobre la población indígena, todo con el apoyo de los gobernantes españoles en las islas. El problema para Rada es que, al igual que Andrés de Urdaneta, dudaba de la legitimidad de la presencia española en Filipinas, pues pensaban que ésta violaba el Tratado de Tordesillas; admitía sin embargo que habiendo tomado posesión de esas regiones era obligación moral inculcar la religión entre sus habitantes. En ese sentido, las denuncias de Rada llegaron a la corte española, donde no quedó bien parado López de Legazpi, primer gobernador, quien aparecía como indolente ante los abusos de sus subordinados.

En junio de 1570 viajó a la Nueva España Diego de Herrera jefe provincial de Filipinas para abogar por los indígenas y tratar de que la corona interviniera en el asunto de los tributos. En España se escuchó la opinión de los religiosos pero se dieron largas a la solución deseada, que era eliminar el pago de tributos a los filipinos.


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El 21 de agosto de 1572 murió López de Legazpi sin haber tomado control real de las islas y dejando un fuerte conflicto entre sus sucesores. Quedó a cargo del gobierno de Filipinas Guido de Lavezares, seguido de Francisco de Sande, quienes tampoco resolvieron el tema de los abusos, especialmente la exigencia de tributos a los indigenas. Se acentuó entonces el agrio conflicto entre las autoridades españolas y los agustinos.

El historiador agustino Isacio R. Rodríguez afirma que la corte española conocía tal conflicto entre los propios conquistadores, asi como las denuncias de los religiosos, pero de ninguna manera cejaría en el intento de tener una plaza en el extremo Oriente. Cuidadosamente se recogían las opiniones y quejas (existe una buena cantidad en el Archivo General de Indias), pero no se dieron soluciones prácticas. Si acaso "en alguna manera se le quizo halagar concediéndole una misión de 40 religiosos para las Islas". Sin embargo, la mayoría de los misioneros españoles destinados a Filipinas se negaron a seguir el viaje desde la Nueva España.

Para mayor tragedia, los que se embarcaron en el navío "Espíritu Santo" a finales de abril de 1574, perecieron cuando el barco naufragó frente a la isla de Catanduanes. Ahí murió el padre Diego de Herrada. Mal momento para la labor misionera.

Por si fuera poco, en 1574 la joven colonia fue asediada por el corsario chino Limahong, lo que mostraba la debilidad de la presencia española en la zona. El asunto lo trataremos en otro momento, pero se menciona aquí porque fue parte de las circunstancias que obligaron a Martín de Rada a dar un cierto giro en su acción y sumarse a la idea de que era fundamental mantener la posición del imperio español en Filipinas.
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Isacio R. Rodríguez, Historia de la Provincia Agustina del Smo. Nombre de Jesús de Filipinas, Vol. XIV, Historia Agustiniana, Arnoldus Press, Manila, 1978.

jueves, 24 de junio de 2010

El puerto de Shanghai


La tripulación del Andalucía posa a su llegada a Shanghai...

... pues yo veo caras de cansancio, satisfacción y, como Ulises, nostalgia porque se acabó el viaje.

Shanghai

Llegó al puerto de Shanghai el galeón Andalucía, luego de una travesía de dos meses y medio. La réplica de un navío del siglo XVII forma parte del pabellón de España en la exposición universal de Shanghai, como una excepcional aportación al conocimiento de lo que fue el comercio marítimo a lo largo de tres siglos en la cuenca del Pacífico.

Tras haber recorrido casi 17,000 kilómetros a través del Mediterráneo, el Golfo Pérsico, el océano Índico, el estrecho de Malaca, y bordeando la costa china, finalmente entró el 23 de junio al estuario del rio Huangpu, para instalar su figura histórica frente a la modernidad de la zona de Pudong.
El galeón permanecerá hasta el mes de septiembre anclado en aquel puerto chino, uno de los portentos del crecimiento económico del gigante asiático.

jueves, 17 de junio de 2010

Manila

El jueves 17 de junio, el galeón Andalucía cruzó por aguas filipinas, justo frente a la ciudad de Manila. Un momento emotivo y en cierto modo mágico, debido a que se trata de una réplica de los navíos que eran construídos y partían precisamente del puerto de Cavite, y que fueron parte central de la vida económica de Filipinas a partir del siglo XVI.


La decisión de que la travesía de este galeón tomara rumbo hacia la costa filipina se debió, aparentemente, a condiciones meteorológicas. La navegación, ayer como hoy, sigue siendo un arte en el que la experiencia humana "adivina" la etapa que sigue. Curiosamente, el día de hoy comienza un tramo como el que siguieron los comerciantes chinos por cientos de años, los misioneros con rumbo a China, los piratas y corsarios de todos los origenes, la plata, la seda y las porcelanas, los esclavos y los parias.


En el tema que nos viene ocupando recientemente, esta fue la ruta que habría de iniciar Martín de Rada en su primera expedición hacia China.


En la etapa que sigue, el galeón Andalucía llegará a la costa china para dirigirse a Shanghai. Grabado atribuido a Alberto Durero.
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martes, 15 de junio de 2010

Años de indecisión

Durante las primeras décadas de presencia española en Filipinas se sucedieron proyectos e iniciativas orientadas directamente a la conquista territorial de China, aunque en ocasiones, especialmente durante el primer decenio (1565-1575), se formulasen en términos de descubrimiento.

Entre los primeros colonizadores de filipinas, nos indica el investigador Manuel Ollé, "dominaba la impronta del modelo de conquista americano antes que la comprensión cabal del contexto y de las posibilidades de inserción de los españoles en el área del Asia Oriental. Confluían en este periodo la admiración por la riqueza y grandeza de China con un igual desprecio a su capacidad defensiva".

Esto significa que el desconocimiento de las dimensiones reales del imperio chino, de su capacidad de acción militar, su estructura organizativa y diría que sobre todo la experiencia acumulada para actuar frente a amenazas o influencias provenientes del exteriores, hacían que cualquier empresa destinada a penetrar China pareciera sencilla. Una opción inocente desde cualquier ángulo que se le observe.

"Los retratos y descripciones incipientes de China de este periodo recuperan parte de los tópicos acumulados en las percepciones portuguesas y progresivamente se nutren de nuevos datos recogidos tanto en Filipinas como propiamente en el continente chino".

A los pocos años del arribo de los españoles a tierras filipinas, fue creciendo el interés por conocer un poco más acerca del misterio chino. El primer vehículo de conocimiento eran los propios comerciantes chinos que llegaban regularmente a Filipinas.

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Manuel Ollé, p. 126

La empresa de China

John Leddy Phelan establece en un libro publicado en 1959 que existieron tres objetivos centrales para la colonización española de Filipinas.

Afirma que del examen de la documentación generada en el archipielago filipino durante la primeras décadas del asentamiento colonizador español, tanto en ámbitos religiosos como seglares, se pueden detectar con claridad la presencia recurrente de tres objetivos paralelos (en ocasiones en simbiosis y en ocasiones en contradicción) que impulsaron en su primera fase la colonización castellana de las islas Filipinas:

a. (...) por un lado emerge el objetivo inicial estrictamente comercial de asegurarse una presencia en el tráfico de las especias, sedas y demás productos asiáticos hasta entonces monopolizado por los portugueses y que deriva como un rebrote del viejo litigio en la zona del Asia Oriental desde inicios de siglo.

b. (...) estaba el objetivo al mismo tiempo misional, comercial e imperial de establecer contactos diplomáticos, exploratorios y mercantiles directos con China.

c. En tercer lugar quedaba el objetivo estrictamente misional de cristianizar a los habitantes del archipiélago filipino y de las áreas colindantes.

A la larga, de estos tres objetivos planteados tan sólo el último se hizo realmente efectivo. Al inicio del siglo XVII, la decisiva intervención de los holandeses en la zona de Asia Oriental acabó cerrando a los españoles las posibilidades de expansión y de control del ámbito de la especiería, mientras la conquista espiritual de China, se acabó revelando como un espejismo inalcanzable en los términos planteados por los colonizadores españoles.

El investigador español Manel Ollé estima que debido a la dificultad de ingresar a China desde Filipinas, se produjo un fenómeno alternativo: la migración de chinos de la provincia de Fujián a Filipinas para impulsar un comercio que podría resultar, y así fue, muy lucrativo. La llave para este flujo humano y comercial resultó ser la plata mexicana.
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John Leddy Phelan, The Hispanization of the Philippines, Spanish Aims and Filipinos Responses, 1565-1700. The University of Wisconsin Press, Madison, 1959. p.7.

Manel Ollé, Estrategias filipinas respecto a China: Alonso Sánchez y Domingo Salazar en la empresa de China, Universitat Pompeu Fabra. Tesis doctoral dirigida por Dolors Folch Fornesa, Barcelona, 1998. p. 123.

sábado, 12 de junio de 2010

Rumbo a Shanghai

El galeón Andalucía zarpó el jueves 10 de junio rumbo a su meta: la ciudad de Shanghai, en China, donde se realiza la feria mundial.

Escribe uno de los tripulantes (...) "posiblemente esta sea la última travesía juntos de muchos de nosotros, de esos que empezamos a trabajar con ahíco e ilusión en los astilleros de Punta Umbría y Huelva, y soñabamos con estar navegando en el mar de la China rumbo a Shanghai"

Mezcla de alegría y melancolía, pues es la culminación de dos años de trabajo en el diseño y realización de este ambicioso proyecto.

Durante su estancia en la feria mundial, el galeón será parte del pabellón de España y se estima que posteriormente continuará su labor como embajada comercial de Andalucía alrededor del mundo.

Ojalá pronto podamos verlo en algún puerto mexicano.

miércoles, 9 de junio de 2010

Criollismo

José Joaquín Blanco sintetiza el momento posterior a la Conquista:
 
El primer criollismo empezó con las innumerables quejas de soldados mal retribuidos que litigaban en palacio contra la burocracia advenediza y continuó en las reclamaciones de sus descendientes.
Los inmigrantes no venían por buenos motivos a las Indias ni provenían de familias educadas y bien situadas en la sociedad española. De ahí la natural plebeyez, acentuada por afeites de nuevo rico, de los blancos y luego también de los mestizos mexicanos, tan descrita por Oquendo y tan ocultada por los demás poderes: la plebe conquistadora, erigida en aristocracia, no olvidaba sus tabernas, sus juegos de cañas, sus burdeles ni puterías, sus supersticiones, su lenguaje popular ni la religión ingenua de labriego pobre que ve santos y vírgenes en todas partes, aún en los rincones más profanos de la ciudad licensiosa, sobre la que apenas se levantaban rápidamente templos y conventos, destinados en principio a la evangelización de los indios, y mas política y eficazmente utilizados posteriormente en la domesticación y evangelización de la "canalla blanca", matones, valentones, tahúres, y demás virtuosos de la truhanería y el delito que, al no hallar sitio en la corte, la iglesia y el ejército españoles, tuvieron que conquistar, prímero, y luego símplemente colarse en tierras "salvajes", "demoniacas", "bárbaras", y de cualquier modo no europeas, donde satisfacer aspiraciones y apetitos.

A un siglo de distancia de la Conquista de México, el país mantenía una forma de vida primitiva y difícil. Al final del siglo XVI tal parecía ser la atmósfera que reinaba en los confines americanos, desde México hasta Perú. Vamos, ni siquiera un siglo después, en el XVII, en la época en que floreció Sor Juana Inés de la Cruz o Don Carlos de Sigüenza y Góngora, las cosas mejoraban grandemente.
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José Joaquín Blanco. La literatura en la Nueva España: Conquista y Nuevo Mundo. Ed. Cal y Arena, México, 1989. P. 220.

sábado, 5 de junio de 2010

Singapur


Temporada de monsón en el sudeste de Asia. Cielos nublados y nostálgica sensación de aislamiento. Los Filipinos conocen esta temporada como baguio. El día de hoy, el galeón Andalucía llegó al puerto de Singapur, donde permanecerá durante cinco días.

El capitán estudia la ruta que seguirán hasta su siguiente escala, al corazón de China, por los viejos caminos de los comerciantes de sedas y especias. Probablemente bordeando la costa de Vietnam o acercándose al archipélago filipino. Las condiciones meteorológicas determinarán el rumbo.

Rada, agustino

El hecho de que la organización del viaje de la Nueva España a Filipinas, en 1564, fuera encomendada por el Virrey Luis de Velasco al padre Andrés de Urdaneta, agustino, resultó determinante para escoger a los compañeros de viaje que se dedicarían a la predicación. Junto a Urdaneta, que era el cosmógrafo y piloto, se embarcaron Andrés de Aguirre, Martín de Rada, Diego de Herrera y Pedro de Gamboa. Todos ellos agustinos.

Urdaneta y Rada poseían habilidades extraordinarias muy parecidas, aunque personalidades muy diferentes. Conforme a descripciones de sus contemporáneos. Urdaneta había ingresado a la orden agustina después de una azarosa vida de marinero y sus conocimientos teológicos eran resultado de una experiencia vital excepcional en Europa, Asia y América, pues ya grande de edad ingresó en México a la orden agustina, a modo de retiro.

Matín de Rada era un consumado teólogo universitario, que reunía la formación religiosa con un talento especial para las matemáticas, la astronomía, la lingüistica y una vocación destacada para acercarse a los seres humanos. Urdaneta el marinero y Rada el misionero, vasco uno y navarro el otro, conjuntaron sus habilidades complementarias para la empresa española más importante en Asia en el siglo XVI.

En cierta forma, se confió en la posibilidad de que Martín de Rada sustituyera a Urdaneta en caso de ausencia. Se le consultó sobre la pertinencia de la expedición y sobre los cálculos de navegación.

A la llegada a las islas del Poniente, cuando se leyeron los pliegos de instrucciones para que Urdaneta buscara el camino de regreso a la Nueva España, Martín de Rada quedó encargado de la parte religiosa de ese primer asentamiento español en Filipinas. Como era de esperarse, el misionero no se limitó en su actividad y comenzó a recabar información sobre la vida y las costumbres locales, así como de los visitantes chinos y malayos que llegaban a las islas.


No se han preservado ejemplares de las obras escritas por Rada, pero sus cntemporáneos mencionan que preparó un Sermonario, un Arte y Gramática del idioma Cebuano, asi como una Doctrina en ese idioma, lo que confirma sus interés por acercarse a la visión de los pueblos recién descbiertos.
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Lucio Gutiérrez, Historia de la iglesia en Filipinas (1565-1900), Ed. Mapfre, Madrid, 1992, colección Iglesia Católica en el Nuevo Mundo, p.47.