Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

martes, 22 de mayo de 2012

Presentación del libro



El próximo jueves 31 de marzo, 19:00 horas, se presenta el libro Urdaneta Novohispano, una compilación  de estudios sobre la gesta de la navegación entre Nueva España y Filipinas en el siglo XVI. 


Centro Cultural de España, atrás de Catedral. 

domingo, 13 de mayo de 2012

Corte virreinal en México y Lima

Bajo el dominio de los Habsburgo, los virreinatos de la Nueva España y Perú compartieron durante casi un siglo formas similares de gobernar,  encarnadas en importantes personajes de la realeza española, acreditados como grandes administradores que sirvieron alternativamente en las ciudades de México y Lima.

En el siglo XVI y principios del XVII, Perú y México ¨compartieron¨ virreyes que se trasladaban de una a otra capital con toda su corte, imponiendo estilos de administración y fórmulas palaciegas que de acuerdo a algunos estudiosos todavía perduran en la vida política contemporánea de estos países.



Antonio de Mendoza, primer virrey de México de 1535 a 1550, y  al final de su administración se trasladó al Perú en 1551, donde murió diez meses más tarde, en julio de 1552.

Pasarían varias décadas antes de que se repitiera el movimiento, cuando Martín Enríquez de Almanza dejó el Virreinato de México en el que duró doce años (1568-1580) y gobernó Perú de 1581 a 1583.

Luis de Velasco y Castilla es un caso especial, ya que estuvo en México de 1590 a 1595, gobernó Perú de 1596 a 1604 y regresó a México de 1607 a 1611.

Gaspar de Zúñiga y Acevedo, 1595-1603 (México) y 1604-1606 (Perú),

Juan de Mendoza y Luna, 1603-1607 (México) 1607-1615 (Perú).

Diego Fernández de Córdoba, Marqués de Guadalcázar, 1612-1621 (México), 1622-1629 (Perú).

García Sarmiento de Sotomayor, Conde de Salvatierra 1642-1648  (México) 1648-1655 (Perú).

La lista puede continuar, pero es mejor hacer un corte temporal hasta la primera mitad del siglo XVII, para destacar que se trata del periodo formativo de las sociedades americanas, con la pacificación o aniquilamiento de la resistencia indígena; la etapa en que se fundaron las grandes ciudades; se descubrieron los fabulosos minerales del Potosí, Guanajuato, Zacatecas; la época en que se extendió el imperio español hacia el Pacífico y alguna vez se soñó con conquistar China.

Desde los puertos del Callao, Huatulco, Acapulco y Manzanillo se forjaron lazos comerciales muy estrechos con Asia, principalmente Manila, en los que la plata americana jugó un papel esencial. La reacción de España ante este ímpetu comercial fue tratar de mantener la uniformidad en la administración de los virreinatos americanos, cruzados por enormes dificultades y contradicciones, como lo atestiguan las infinitas normas legales que fueron impuestas a los dominios de ultramar. En próximas entradas trataré de mostrar la vinculación profunda entre Perú y Nueva España frente al sueño de Asia.

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Eduardo Torres Arancivia, Corte de Virreyes, El entorno del poder en el Perú del siglo XVII. Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, 2006.

viernes, 4 de mayo de 2012

José Rizal



No quiero dejar de mencionar el magnífico texto del escritor Juan Goytisolo acerca del héroe nacional de Filipinas José Rizal (1861-1896). Lleva por título Noli mi tangere, el propio nombre de la novela escrita en español por el mártir de la independencia. 

El escritor español descubre ante el público la personalidad intelectual de un personaje fundamental de la historia de Filipinas, pero también de las últimas colonias de España en Asia y América (Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam), que perdió en la guerra contra el poder ascendente de Estados Unidos.

Siempre me ha parecido fascinante la figura política, cultural y humana de José Rizal, que podría ser comparada con su contemporáneo de lucha José Martí, poeta y revolucionario. El texto que publica el diario El País es una aportación valiosa para descubrir también la relevancia de Rizal como novelista.

Me alejo brevemente de los temas que usualmente trato en esta bitácora, pero en realidad al rendir homenaje a Rizal también cabe mencionar las aportaciones que hizo a la historia colonial de su país, al haber estudiado en los difíciles años de su exilio en Europa textos como Sucesos de Filipinas, de Antonio de Morga.


http://elpais.com/elpais/2012/04/30/opinion/1335791368_885924.html

martes, 1 de mayo de 2012

Relaciones tempranas sobre Filipinas

No es casual que los españoles fueran los primeros en describir Filipinas, por medio de sus narraciones de viaje, o de las relaciones geográficas que los misioneros acostumbraban escribir como parte de sus deberes hacia la administración colonial española. Una vez consolidada la presencia española en las islas, a partir del siglo XVII, el trabajo de evangelización incluyó la creación de diccionarios de las lenguas locales al español, lo que representa también una rica fuente de interpretación de las culturas.  

Una de las narraciones más notables que nos acercan al archipiélago filipino a principios del siglo XVI es El Primer viaje alrededor del mundo de Antonio Pigafetta, 1521. Sin duda es una descripción invaluable y aguda que todavía transmite el asombro ante paisajes y escenas completamente desconocidas en Europa.
Santo Niño de Cebú, siglo XVI

Los historiadores y antropólogos contemporáneos siguen encontrando en estos textos observaciones que permiten descorrer el velo que cubre la historia prehispánica de Filipinas. Las descripciones realizadas por los administradores y misioneros incluía una lista de preguntas esenciales sobre la geografía, el clima, los recursos naturales, el comercio, la población, su organización política y sus costumbres.


López de Legaspi Relación de las Islas Filipinas, 1570.

Miguel de Loarca Relación de las Islas Filipinas, 1582.

Juan de Plascencia Las costumbre de los indios tagalos de Filipinas, 1589 e Instrucción de las costumbre que antiguamente tenían los naturales de Pampanga en sus pleitos, 1589.

Anónimo, Codice Boxer, 1590.

Pedro Chirino Relación de las Islas Filipinas, 1604.

Antonio de Morga, Sucesos de las Islas Filipinas, 1609.

Francisco Colin, Labor evangélica, ministerios apostólicos de los obreros de la compañía de  Jesús, fundación y progresssos de su provincia en las Islas Filipinas, 1660.

Francisco Alcina Historia de las Islas e Indios de las Bisayas, 1688.

Adicionalmente, existen decenas de cartas de administradores y misioneros, sobre todo franciscanos, dominicos y jesuitas, la mayoria recuperados por Blair y Robertson en su monumental obra de 55 tomos.

Es evidente que el propósito principal de estas descripciones era identificar elementos aprovechables para la colonización y dominio de las islas. La percepción de los europeos descubre rápidamente la existencia de recursos materiales de gran interés para el apetito colonial y -más sorprendente aún- la posibilidad de intercalar estructuras políticas afines al régimen de dominio europeo, sin destruir totalmente la red social y política existente. 

Una vez más, la experiencia previa de los ibéricos en América había mostrado la necesidad de actuar con prudencia ante la variedad de pueblos insulares en Asia. La existencia de mecanismos de trabajo forzado por deudas, tributos y sacrificios fue rápidamente adoptado para el objetivo del dominio hispano. En este terreno, las experiencias desarrolladas en México y Perú, las cortes criollas, brindaron también una impronta americana a la estructura social y política filipina.

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Mario D. Zamora (Coord.) Los indìgenas de las islas filipinas. Ed Mapfre Madrid, 1992. 

Laura Lee Junker. Raiding, trading and feasting: the political economy of Philippine chiefdoms. University of Hawai´i Press, 1999.