Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

sábado, 24 de mayo de 2014

Puerto Caballos

Para Hugo y Marbella

¿Quién podría imaginar que desde las tierras de la actual Honduras se fraguó alguna vez un plan para conquistar China? Esta es la inverosímil historia que vincula a una zona del Caribe, en la costa norte de lo que hace siglos fue conocida como Hibueras o Higueras, donde se fundaron desde el inicio de la conquista española dos puertos para el comercio regional: Puerto Caballos* y Fonseca. El primero ha cambiado su nombre en el curso de los siglos y hoy es conocido como Puerto Cortés.

El objetivo era dominar el comercio de especias.

En este blog hemos mencionado otros intentos por invadir el imperio celeste, fraguados por cortesanos del imperio español, pero principalmente por vecinos de Manila. En cambio, las propuestas planeadas desde el continente americano, que aparecen ahora como delirios fantásticos, simplemente muestran el desconocimiento que se tenía de las dimensiones del océano Pacífico. Con todo, a principios del siglo XVI los proyectos para llegar a Asia desde la recién conquistada América florecían por doquier y forman parte de una lógica sencilla: dan continuidad al sueño de Cristóbal Colón y muchos otros navegantes en la búsqueda de Cathay, en espera de riquezas de todo tipo, oro, mercancías y sobre todo especias. En la segunda mitad del siglo XVI ese impulso, auspiciado principalmente por las coronas de España y Portugal, ya había desatado lo que se conoce de diversas maneras como la primera edad moderna, era del comercio o primera globalización.

Centroamérica jugó un papel importante en aquel momento inicial,  a pesar de que apenas era conocida por los visitantes circunstanciales llegados de Europa. Fue el punto de refugio de las naves de Colón en su cuarto viaje y de todos aquellos navegantes que deseaban dar un paso más hacia el occidente. Se veía a aquel estrecho de tierra como un trampolín para cruzar el Mar del Sur, como era conocida esa inmensa masa de agua en aquella época. Le siguieron otros más, por el camino de Venezuela (tierra firme) o desde México, incluyendo al conquistador Hernán Cortés (De Tidor al Darién, noviembre de 2009).


Precisamente Hernán Cortés llegó a ese lugar en 1524, en la expedición que lo llevó a la Hibueras buscando castigar a Cristóbal de Olid, según lo cuenta en sus Cartas de Relación. De ahí se trasladó a Puerto Trujillo. Este viaje quedó consignado también por Bernal Díaz del Castillo en su Historia Verdadera de la Conquista.

"En el siglo XVI, escribe  Elizabeth Fonseca Corrales, los puertos hondureños de Trujillo y Caballos eran los únicos fondeaderos centroamericanos para los barcos que navegaban desde Sevilla con la flota anual. A partir de fines de siglo, los ataques de corsarios motivaron la búsqueda de un puerto más fácil de defender. En 1605 se estableció el puerto de Santo Tomás de Castilla, lo cual significó una victoria decisiva de la provincia de Guatemala sobre la de Honduras por el control del comercio proveniente de España".

A largo plazo, se dio privilegio a los puertos en la Nueva España y Portobello en Panamá para el comercio Atlántico. Con el Pacífico, como sabemos, Acapulco se convirtió en el punto más importante de ese eje marítimo. En Centroamérica el desarrollo de puertos y astilleros fue precario y sujeto a las decisiones de comercio que se modificaban con mucha frecuencia. El caso del puerto El Realejo en Nicaragua es importante en ese sentido, como lo comentamos en este blog (diciembre de 2010). Con los siglos, y hasta la actualidad, la importancia estratégica del Golfo de Fonseca rivalizó por mucho tiempo con el estrecho del Darién.

Otro plan para conquistar China.

Cuando esta zona centroamericana fue poblada por españoles, en Bilbao nacía Diego García de Palacio, considerado como un respetable científico de su época, interesado en aspectos de navegación, desde la astronomía, la geografía, construcción de barcos y de puertos.  Llegado a su madurez, en 1572, llegó a ser oidor de la Audiencia de Guatemala. Hijo de una familia de la burguesía cantábrica, estudió en Salamanca y a sus cincuenta años lo encontramos en Centroamérica ocupando un cargo medio que probablemente ofrecía más prestigio que dinero, a menos que su iniciativa para los negocios le permitiera dar el golpe económico más importante de su vida. Recogemos aquí un interesante estudio formulado por  el doctor José Antonio Cervera Jiménez, que no tiene desperdicio:
" Hacia el final de su estancia en Guatemala, García de Palacio recibió la orden de vivir en el puerto de El Realejo, en la actual costa nicaragüense. Allí construyó dos galeones con la intención de cruzar el Océano Pacífico: El Santa Ana, de 400 toneladas de peso, y el San Martín, ligeramente mayor, de 500 toneladas. En mayo de 1578, fue nombrado alcalde del crimen en la Ciudad de México, aunque no partió hacia Acapulco desde El Realejo sino hasta finales de 1580, ya que se quedó, entre otras razones, supervisando la construcción de los dos galeones. Sin embargo, el virrey novohispano no quedó contento, ya que se gastó una enorme cantidad de dinero en la construcción de los dos barcos. Ambas naves costaron ocho veces más que si se hubieran construido al otro lado del Pacífico, en la bahía de Manila. Debido a este despilfarro, se levantó un testimonio acusatorio por parte de un contador, que influiría en el posterior proceso realizado sobre Diego García de Palacio, años después".
"En enero de 1581, poco después de su llegada a la capital virreinal, García de Palacio recibió el grado de doctor en cánones por la Real y Pontificia Universidad de México. El 10 de noviembre del mismo año, fue nombrado por unanimidad rector de la misma universidad. Fue el inicio de la época más próspera de García de Palacio. Sin embargo, los últimos años de su vida estuvieron marcados por el emprendimiento de negocios turbios por parte de su familia, que dieron lugar a acusaciones y, finalmente, a la ruina económica y moral. Diego García de Palacio murió básicamente de depresión, en 1595, dejando a los miembros de su familia sumidos en la pobreza". 
En la siguiente entrada retomaremos la propuesta que este hombre notable hizo para llevar tropas y armas a Filipinas, por la vía de Centroamérica, con miras a invadir China.
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* Puerto Caballos, lleva el nombre de Puerto Cortés y se sitúa en las coordenadas geográficas 15° 50´ 43.54´´ de latitud norte y 87° 55´ 21.85´´ de longitud oeste en territorio de Honduras, Ingris Lagos Soriano y Pastor Gómez Zúñiga,  "Puerto Caballos: nacimiento, evolución y muerte de una quimera transoceánica (1541-1607)" , Boletín AFEHC N°47, publicado el 04 diciembre 2010, disponible en: http://afehc-historia-centroamericana.org/index.php?action=fi_aff&id=2531

Julio Pinto Soria. Historia de Centroamérica. Vol. II El régimen colonial. Ed. Sociedad Estatal Quinto Centenario/Flacso, Madrid, 1993.  pp. 127-128.

José Antonio Cervera Jiménez. Los planes españoles para conquistar China a través de Nueva España y Centroamérica en el siglo XVI.  Cuadernos Inter.c.a.mbio. Año 10, Vol. 10, No. 12 (2013). Disponible en: http://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio/article/view/12348

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