Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

sábado, 15 de agosto de 2015

Una historia regional

Hace pocas semanas me trasladé nuevamente dentro de Asia, y ahora desde Singapur seguiré escribiendo esta bitácora.  Continuaré tecleando notas sobre las distintas facetas de la relación histórica de los pueblos a través del Pacífico, ahora en búsqueda de más información sobre la mecánica del comercio en el Sudeste de Asia, su historia y la riquísima cultura de sus pueblos. Todo ello, sobra decir, tuvo influencia también en la formación cultural en América hispana, a raíz de los intercambios del Galeón de Manila.


La estratégica isla de Singapur está situada en la punta sur de la peninsula malaya, en el centro de lo que se conoce como Sudeste de Asia.  En términos históricos la región al sur de China y al este de la India ha tenido varias denominaciones y muchas interpretaciones. Los chinos llamaron Nan Hai (Mar del Sur) a la zona. Los europeos anglosajones se ahorraron términos y la llamaron "Más allá de la India" (Further India). A una parte en tierra firme que incluye Vietnam, Camboya y Laos (no Tailandia, por cierto), los franceses la denominaron "Indochina" (Indochine). Sin embargo, debido a la dinámica de las corrientes marítimas y las temporadas de monzones, también es ampliamente conocida como "La tierra detrás de los vientos". Este término, tan impreciso como todos los que desean abarcar mucho espacio, me gusta y además por su evocación de aventuras suena más romántico.

Para introducirse en la zona, el trabajo de Anthony Reid es de gran interés. En múltiples estudios, el historiador australiano ha pintado un gran mural de la región, escapando de la tradición de las historias locales. Para subrayar la importancia de este esfuerzo, cabe recordar que portugueses y españoles comenzaron a escribir sus impresiones sobre la región desde el siglo XVI. Un siglo después vinieron holandeses e ingleses, y más tarde los franceses. En cada enfoque hay matices, grados diferentes del interés colonialista, y el cúmulo de información que proporcionan decenas de autores europeos tiene la intención de describir lugares, recoger leyendas, conocer las riquezas locales, para apropiarse de ellas. Al final, lo que se tiene son capítulos parciales ("nacionales") en diferentes idiomas, pero hasta la segunda guerra mundial no había una historia regional.

En su obra magna, Southeast Asia in the Age of Commerce (1988), Anthony Reid escribe:

El propósito de este estudio es sugerir de qué manera la historia total puede ofrecer importantes asuntos para ser analizados en los dos siglos previos al establecimiento de la hegemonía comercial holandesa en el Sudeste de Asia. En tanto que lo permitan las fuentes, me concentraré en aquellos elementos distintivos y en los cambios que más afectaron a la población en general, más que a los dirigentes y extranjeros que jugaron tan importante papel en las crónicas públicas. Frecuentemente, estos son cambios de larga duración discernibles sólo si se observa el gran fresco que es amplio en tiempo y en espacio, con un ojo siempre pendiente para localizar desarrollos comparables en otras partes del mundo. Estas prioridades determinan que debemos comenzar con las estructuras y las limitaciones que hicieron del Sudeste de Asia una región, y posteriormente movernos a los cambios que hicieron lo que he llamado "la era del comercio", un período tan crítico para los pueblos detrás de los vientos, como para la mayor parte del mundo.



Por la precisión del texto, continúo en extenso la cita de Reid:


En el período en que el Capitalismo y el Renacimiento transformaban a Europa, fuerzas extraordinarias también actuaban en el Sudeste de Asia. La expansión del tempo del comercio magnificó el tamaño y el papel de las ciudades cosmopolitas. Se formaron estados y se fortalecieron en las ciudades, y formas seculares de pensamiento y cultura florecieron dentro de éstos.
Eventualmente, en el siglo XVII, la penetración comercial europea estableció un monopolio eficiente, cuyo efecto no fue el fortalecimiento sino la supresión de la vida urbana y comercial indígena, de tal forma que muchos de estos procesos fueron revertidos abruptamente. Se pide al lector que se despoje de estereotipos como el del Oriente inconmovible o un espacio decadente. La edad del comercio generó tantos cambios en el Sudeste de Asia como en Europa, aunque de ninguna manera en direcciones iguales.

A esta definición de objetivos habría que agregar el impacto que tuvo la relación con América. Tal como hemos venido ilustrando en este blog, tagalos, malayos, indios, siameses, camboyanos, mindanaos, llegaron a Nueva España y Perú principalmente. Muchos de ellos simplemente fueron clasificados como chinos. Productos de la región y técnicas indígenas se fundieron en nuestras culturas, desde la comida hasta el vestido. Espero que los lectores sigan la ruta de La Nao Va, ahora en las aguas del sudeste de Asia.
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Anthony Reid. Southeast Asia in the Age of Commerce, 1405 -1680. Silkworm Books, Bangkok, 1988.

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